Re-tocando



Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después
(Maurice Maeterlinck)


Reconozco que la cita anterior puede parecer un poco exagerada, las bondades de cualquier viaje, así como la de cualquier acción (ojo, que sea placentera) es la acción en si misma, no perdamos el norte. Pero tengo que reconocer que con esta frase me he sentido muy identificada. Respecto al antes, es bien cierto que disfruto documentándome sobre cualquier trozo de tierra por el que planee pasar en breve, aunque sea el pequeño pueblecito próximo a la ciudad en la que vivo. Sé que hay gente, y tengo un buen puñado de amigos que así les sucede, que les gusta partir de cero, que prefieren ir sin una idea preconcebida, dejarse sorprender, y me encanta que seamos tan variados y distintos, hay tantos tipos de viajeros como tipos de personas. Pero a mí no sé cómo explicarlo, es como que de esta manera lo absorbo todo más, considero que no me mina la capacidad de sorpresa sino que saco más partido al viaje y una cosa muy importante, me sitúo espacialmente mejor en la zona, de ahí que me guste tanto mirar mapas, aunque esto es una herencia familiar muy grande.

Pongamos un símil, acaso no hay gente, muchos de vosotros, que disfrutáis preparando un suculento plato de igual manera que comiéndolo (ya me salió la seudo gastro bloguera que llevo dentro, es que ni reprimiéndome...), y sin embargo, hay otros que detestan estar entre fogones pero son unos excelentes comensales.

Si toda esa preparación pre-viaje es enriquecida con alguna película o libro que se desarrollé en el lugar a visitar, la cosa puede ser sublime, y esto sirve también para el “después” que cita Maeterlinck en su frase. Y centrándonos en este adverbio temporal y aplicándolo a los viajes, tengo que decir que también gozo de ese momento posterior, y en esto seguro que estamos de acuerdo casi todo el mundo: el aprendizaje y la experiencia que queda, el recuerdo de los buenos ratos pasados, las anécdotas.... Y mientras no seamos unos palizas todo el día hablando sin parar de nuestro periplo (como los recién casados de las pelis americanas...), podemos ser de mucha utilidad a gente próxima que planee nuestra ruta en un futuro y/o compartirlo con el mundo cibernético para que llegue a una cantidad ilimitada de futuros viajeros.



Luego existen sorpresas que te llevas al cabo de los años, al hacer conexiones, repasar fotos y notas y esto lo he vivido en mis propias carnes. Dicen que por la boca muere el pez, a mí me lo dice mucho mi madre y por algo será (no hay nadie más sabio que una madre), y es que estos días he estado ocupada en la organización de mis fotos digitales desde el 2003 hacia adelante,  imponiendo cierto orden y retoques necesarios, y he aquí que en muchos viajes ya casi olvidados, me descubro como “la turista”, la que cumple con el ritual al que toda guía obliga, “el tocamiento de la estatua”. Yo, que siempre lanzo al viento aquello de “no me gusta ir a los sitios turísticos y hacer lo típico”, pues ahí la llevas Delikat que no es así, que mirando y remirando descubro perpleja un sinfín de fotos y mi imagen de fondo tocando las bruñidas partes de las estatuas: ya sea el dedo gordo del pie de Gregorio de Nin en Splitz (fascinante ciudad ubicada en lo que era el inmenso palacio del emperador Dioclesiano que al ser oriundo de aquí, se retiro a la ciudad croata tras su “jubilación”); el pecho de Julieta en Verona para alcanzar el amor eterno (situada en una casa que ni siquiera perteneció a los Capuleto); el brazo de Everard 't Serclaes en la Grand Place de Bruselas para llamar a la buena suerte; el manto del apóstol Santiago... y así un largo etcétera que mejor dejarlo estar. Ahora leo la frase del insigne belga y encuentro al Nobel hasta guasón.

Dedo gordo de Gregorio de Nin 

Dicho lo cual y hecha tamaña reflexión, me reafirmo en que no hay mejor forma de “autoconocimiento” que marcarse un buen viaje y esto último me viene de perlas para citar a Neruda que dijo aquello de “Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música.... y quien no encuentra gracia en sí mismo”.


Pecho bruñido de Julieta

Por cierto, ¿saben dónde se encuentra el paisaje de cabecera? A quién lo acierte le tocaría un trozo de nariz de una estatua romana encontrada en el campo, no es broma, le dará suerte. 

18 delikados susurros:

Apiciu dijo...

Muy identificado con las sentencias que pone.
Ahora ya recibo, nuevamente, lo que publica.
Es una pena no encontrarnos en Alicante en la clase de cocina japonesa que organiza Viena.
Saludos

Delikat Essences dijo...

Pues sí Sr. Apicius me encantaría ir pero ya no doy más de sí que son muchas cosas pendientes. Que lo disfrute a lo grande, aunque sé que de cocina japonesa por sus viajes sabe mucho. Un saludo.

Claudia Hernández dijo...

Qué gracioso. La verdad, no me gusta ser la típca turista pero al mismo tiempo no huyo como de la peste a ciertas cosas y costumbres turísticas...
No toqué a Julieta, pero otras estatuas sí...

En cuanto a preparar el viaje, soy de las que creen que la seducción empieza en la cabeza... a´si que empiezo a saborear el viaje, crecen mis ganas de conocer su gente, el olor de las calles, la luz, todo todo loq ue la ciudad ofrece.

De la pregunta que nos haces... no sé, todo ahora me parece a Verona...

Saludos

Viena dijo...

Pues yo tampoco soy una viajera muy tocona, aunque aprecio y me gusta ver también lo que todo el mundo ve, pero no soy de la foto típica, al menos en los últimos 30 años jajaja. ¡Dios que vieja soy ya!
Respecto a cuándo disfruto, soy de antes y de ahora. Después, suelo estar pensando ya en mi próximo viaje. Me gusta conocer cosas del lugar a donde voy, pero no me gusta planificar, sé que parece paradójico, pero no del todo. Me gusta ver fotos, leer, conocer, porque eso enriquece luego mi percepción, pero... me encanta perderme, así que no planifico el recorrido por ejemplo o el tiempo, me gusta la sorpresa y la improvisación, creo que los mejores recuerdos de los viajes, los tengo asociados a momentos improvisados, que no estaban en el plan. Los mapas para mi son un enigma y me pierdo en mi casa si doy un par de vueltas, así que ni me molesto, siempre me pierdo, quizás por eso ha acabado gustándome el perderme, no lo sé.
La foto de cabecera hummm... mira que me gustaría a mi tener esa nariz, pero no tengo ni idea, me suena a Italia, a Grecia, pero también me suena a España o Portugal, así que ni idea.
Un beso

Delikat Essences dijo...

El tiempo de los viajeros solitarios románticos (y millonarios) del siglo XIX se ha terminado, gracias a dios para el resto de los mortales; pero también es verdad que ya es muy difícil encontrar sitios que no estén en cierto modo "adulterados" y que los topicazos se repitan una y otra vez, es verdad que a veces es difícil huir de esto.

Claudia la verdad que Verona es una ciudad preciosa, pero no es la de la foto :-). Cuando yo visité Verona venía de una ciudad de montaña como es Bérgamo, con construcciones de piedra oscura, y el colorido de Verona fue un contraste hermoso en el viaje.

Un abrazo

Delikat Essences dijo...

Ah Viena a mí no hay nada que me guste más que un mapa, los miro mucho aunque no sea por motivo viajero, de hecho soy una enganchada a Google Earth :-)por el placer de recorrer la tierra.

Pues frío, frío... ni es Italia, ni Grecia, ni Portugal... tampoco España... :-)

Un abrazo

Sorokin dijo...

Tocar... tocar... palabra única en español. ¿Se ha fijado su merced que en la lengua de Cervantes es en la única que se "toca" la música? "Tocar la guitarra", en inglés, en francés, en alemán se dice "jugar" (to play, jouer, spielen). Eso indica que para nosotros tocar y jugar son la misma cosa, aunque tambien tenga su acepción negativa: "no me toques las narices". En fin, que no me avergüenzo de ser un "tocón": toco la guitarra, toco las narices (a veces) y también he tocado el brazo dorado de la estatua de la Grand Place. ¡Qué de consideraciones me inspira su post, como ve, Madame!

En cuanto a la foto, sin duda es una ciudad del antiguo imperio Austro-Húngaro (el campanario de la iglesia lo delata). Está rodeada de montañas y tiene un lago... me atrevería a decir que está en Croacia o Eslovenia.

Un grande abrazo, Madame

Delikat Essences dijo...

Desde luego Monsieur lo suyo sí que es sabiduría, me ha encantado su reflexión. Pero lo que más me ha pasmado es su puntería con el acertijo, sí señor, por ahí van los tiros, Croacia... cerca de Eslovenía, es lo que tiene ser tan observador y haberse pateado 3/4 partes del mundo... No sé si darle la nariz o solo el orificio derecho, bueno o el izquierdo si usted gusta... :-)

Arantxa dijo...

Yo soy de las tuyas, ya lo sabes. A los viajes me llevo mi lista de lugares a visitar, locales donde comer, tiendas donde comprar... lo que no he probado nunca es a leer algo sobre la ciudad donde voy a desplazarme. Tendré que probarlo para el siguiente viaje que ahora para Londres ya no me da tiempo.

Y en cuanto a la cocina,me pasa exactamente lo mismo. Disfruto más de las horas anteriores que me paso revoloteando y planificando el plato en la cocina que sentándome a comerlo. Es más, disfruto más viendo a los demás comerlo que a mí misma. Curioso...

Un abrazo grande

(yo no sé de dónde es la foto :-()

Cristina Torres dijo...

Buenísima la reflexión y ese toque de humor, me has hecho reír mucho con lo del dedo gordo y las parejas americanas jajaja Al final los tópicos nos dan mucha vidilla,.qué haríamos sin ellos.

Ni idea de la localidad, vamos si ya el Sr. Sorokin ha apuntado bien se merece la nariz entera :-). A ver si nos desvelas ya el nombre.

Abrazos

Delikat Essences dijo...

Te entiendo completamente con lo de la comida Arantxi, es un acto un poco amoroso y al mismo tiempo egocéntrico y narcisista. Quieres dar algo rico a tu familia, amor, amigos... pero al mismo tiempo quieres sorprenderlos y que te digan que eres maravillosa jajaja Tantas emociones juntas es lógico que no dejen disfrutar tranquilamente de un plato!

Delikat Essences dijo...

La verdad que más de una persona me ha hecho mención a lo del dedo gordo... me salió así de espontáneo, es verdad que más propio y más fino hubiera quedado lo de pulgar... pero a lo hecho pecho :-)

Un besote "gordo" Cris ;-)

Ernestina Causse dijo...

Por supuesto que te sale la "vena" gastrobloguera, no podía ser menos. Yo no sé en que lugar se hizo la foto pero parece que Monsieur Sorokin apunta bien, no? Un abrazo

Delikat Essences dijo...

Pues me voy a dejar ya de adivinanzas y aquí os pongo el link del lugar :-) Un abrazo Ernestina.

http://www.opatija.net/en/riviera/volosko

No es un pueblo con lago, sino con vistas al mar :-)

Sorokin dijo...

Gran astucia por su parte, Madame, poner una foto en la que se ve solo un rinconcito del Adriático, con lo que puede confundirse con un lago :-)
He estado mirando el enlace de Opatija y tiene muy buen aspecto e, incluso, se ve que tiene un puerto con barquitos y tal. Me lo apunto.

OTEADOR DE LOS MERCADOS dijo...

Totalmente de acuerdo con la cita. Cuando preparas un viaje es quiz.a, el tiempo que mejor te lo pasas. Cuando la preparar y cuando lo recuerdas.
Luego esta el "tránsito", muchas veces plagado de tropezones que no habías imaginado y que te hacen cambiar el programa e incluso la percepción del lugar. Aunque, la verdad, al final, esos tropezones no tienen mucha importancia, ya que son la sal y la pimienta del viaje.
En cuanto al tocar (aunque no sean dedos o tetas) reconozco que soy tocón como Sorokin. Es como ese dicho popular: "Los de Jaén, si no tocan no ven". Pues yo, que no soy de la tierra de los aceituneros altivos (Paco Ibañez, dixit), sino de la tierra de las naranjas, necesito tocar todo lo que voy a ver.

sra. dijo...

Yo soy más del antes, el después me da demasiada nostalgia, porque nunca quiero volver. Yo soy de la vida de frontera. Me gusta la noche antes, más que el tiempo de los preparativos: todo ya listo y yo en la camita, anticioando lo que ha de venir. Y el durante, claro! ;)

Y no tenía ni idea de dónd podía ser... pero como he llegado tarde, pues hala, ya me hge enterado, jeje.

Un besazo, viajerA!

Delikat Essences dijo...

Monsieur en Opatija se retiraban a sus balnearios de descanso la realeza y aristocracia del siglo XIX. Ahora es un retiro de jubilados europeos... pero como punto final antes de abandonar Croacia, a 100 km de Triestre, no está mal.

Pozdrav!

Sr. Oteador, al final los de las tierras de los olivos y de las naranjas no nos diferenciamos tanto :-) y sí que es verdad que todos los tropiezos de un viaje luego en su mayoría se convierten en divertidas anécdotas. Un abrazo

Yo será que soy una nostálgica de tomo y lomo y me encanta regodearme en los recuerdos :-/, esto me lo tendrían que mirar jaja Un abrazo Señorita Sunshine.

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