Aviso, este post es un gran pegolete o un gran pego, como prefiramos llamarlo. Personalmente me quedo con la primera versión, me suena más sinvergonzona y en el pueblo de mis abuelos, era la más utilizada, pero ambas son palabras cordobesas de los pies a la cabeza, tanto en la capital como en la mayoría de sus pueblos.
Pero un momento forasteros, no confundiros, pegolete o pego no es una madeja de lana de varios colores, no por dios, aunque se pueden "hacer muchos pegoletes con ella", eso sí. Pero, ¿cómo podría yo representaros un pegolete? Prácticamente imposible, así que después de varios quebraderos de cabeza, no tuve otra opción que coger esta madeja de colores, no me negareis que no queda resultona, y que pienso podría quererla cualquier persona muy "pegosa" y/o amante de los "pegos".
Pero basta de mareos y pasemos a las explicaciones seudo académicas. Se ha discutido mucho sobre el origen de la palabra "pego", y yo, por supuesto, me quedo con la más fantasiosa de todas ellas. Dicen que sobre finales del XIX habitaba en Córdoba un francés de apellido Pegau ("Pego" para los lugareños) y que era una especie de Leonardo da Vinci gabacho dado a poner en acción ante el pueblo toda clase de cacharros de última generación. Así, se le ocurrió un buen día hacer volar un globo aerostático, con tan mala suerte que aquel artefacto no levantó jamás el vuelo. El pueblo entero convirtió el evento en objeto de burla y cada vez que algo era considerado inútil, inservible o una tontuna, pues se decía "eso es un pego", hasta nuestro días. Los más serios prefieren una versión más racionalista, pego y su derivación en pegolete, provendrían de "pegote", parche o añadido que se pone a algo de forma generalmente farfullera y poco apropiada.
La que escribe estas lineas se considera una persona amante de los pegos y de su punto canalla, creo además que fue la esencia y el espíritu del nacimiento de mi otro blog, Fruslerías, en paralelo a éste que reservé para cuitas más etéreas y "finolis". Precisamente fruslerías podría ser la palabra más culta que definiera un pego, frente a su definición más popular, la rotunda "chorrada", algo de poca importancia y sin mucha trascendencia. Las personas en Córdoba pueden ser pegosas o pegoletosas si son amantes de los pegos o pegoletes, ya sea por condición, alguien no tonto pero al que le guste continuamente hacer o decir chorradas (por supuesto que los hay pesados hasta la médula y otros, ocurrentes e ingenios), o porque incide o se detiene siempre en el detalle y en las minucias hasta cansar ("Mira que es pegoso, ya ha cambiado otra vez el escrito"), o porque les guste atesorar o guardar pegos o pegoletes ("Es un pegoletoso, ya se ha comprado otro accesorio para el móvil").
Los pegos además tienen tamaños, así cuando lo que has hecho o dicho no es de mucha transcendencia o impacto, se dice un "peguillo" ("No he tenido tiempo de salir de compras y te he traído un peguillo de regalo"), pero si te has pasado tres pueblos... pues ¡vaya pegote que te has tirado niño! Hasta pegazo he llegado a escuchar a veces en el tamaño más grande del pegolete habido y por haber.
Como dije al principio este post es un gran pego, por eso se lo quiero dedicar a mi amigo Manolo, que tremendo pegolete nos hizo la vida hace años llevándoselo de nuestro lado. A él los pegos le encantaban y era un pegoso de tomo y lomo, pero de los del grupo que hacía reír y reía a carcajadas, por eso él no se merece ningún post triste sino todo lo contrario. Además, nos enseñó una tremenda lección vital, que la vida es un regalo y hay que vivirla intensamente, y que no merece la pena llorar por pegos, pero sí reír y disfrutar con todos los pegoletes posibles, grandes, medianos y pequeños, y a ser posible, acompañado de otros pegosos y pegosas igual de indómitos.
"Una cosa tan pequeña hace una gran diferencia", cantaba Morrisey, el líder de The Smiths, el grupo preferido de Manolo, su pasión más grande y menos pegosa.
Morrisey - Such a little thing makes such a big difference
The Smiths es uno de las bandas alternativas más influyentes y míticas de los años 80. Convertido hoy en un grupo de culto, fue formado en Manchester en 1982 por su complicado y difícil vocalista Morrisey, que hoy por hoy sigue publicando discos en solitario para gran consuelo de los fans de The Smiths, y el guitarrista Johnny Marr. Las desavenencias entre ellos produjo la ruptura del grupo en 1987. El tema de la entrada apareció por primera vez en el trabajo en solitario de Morrisey en directo "Beethoven was deaf" (1993).
19 delikados susurros:
¡Qué palabra más curiosa! Coincido con tu amigo, The Smiths también es uno de mis grupos preferidos. Está muy bien recordar con alegría a los que se han ido.
Una palabra maravillosa, coincido contigo en que "pegolete" es mucho más auténtica. Habría que presionar para que los de la RAE incluyeran los distintos significados de la palabra en su libro gordo.
Cuanta razón tienes Delikat...La vida hay que sorberla a grandes tragos, y siempre con la alegría como carburante vital para transitarla.
Pero al final de ese post, cuando he llegado a los 2 párrafos finales, no he podido evitar el sentir una gran tristeza
Siento mucho que este interesante post acabe de forma triste. Yo tambien tenía un amigo que se llamaba Manolo. Habíamos corrido muchas juergas juntos, vaciado unas cuantas copas, intentado enrollarnos con un montón de damiselas... Un día se lo llevó el "croquemorts", como canta Brassens. Bueno, es la vida, pero es triste.
Y de "pego", la verdad, lo único que sabía es que está al lado de Cocentaina, en Alicante. Eso sí, lo de tirarse el "pegote" si me lo sabía, porque es lo que yo hago la mayor parte del tiempo cuando no estoy durmiendo.
Saludotes.
Ah amigos míos, siento que ese poso de tristeza y agridulce os haya quedado al final del post, de verdad que no debemos de verlo triste.
SOROKIN nuestros sendos amigos tocayos compartían vitalidad y buen rollo, así que hagamos un homenaje cada día con nuestros actos y palabras pegoletosas y fuera tristezas.
Una entrada que da una de cal y otra de arena, una divertida explicación de esas curiosas palabras y cierto es, que yo también sentí tristeza al final. Pero sabiamente escrita como siempre Jo.
Un fuerte abrazo,
Yo como sorokin, solo sabía la ciudad de Pego y lo de darse el pegote, que es más bien presumir de algo con tontería.
Bueno, creo que todos tenemos un Manolo al que recordar, la verdad y tu escrito bien podría ser una elegía a tu Manolo, aunque mejor sería un epitafio, que no necesariamente es triste. Qué curioso, pensando en esto verdad? hay epitafios tan graciosos, con tanto sentido del humor, que mofan el drama de la muerte, no sé cuando estuve yo viendo un blog que iba justo de esto y era super curioso.
Desde ahora, tendré en cuenta esta palabra, ya que me fascina el mundo de las palabras y cuando se tercie, también yo echaré mi pegolete.
Un beso Delikat
Un abrazo muy fuerte CRIS, el próximo post prometo que será festivo.
VIENA, encantada de que incorpores a tu acervo esta palabra tan cordobesa :-) Un abrazo.
No sé cómo he podido vivir tanto tiempo (tanto?) sin saber de esa palabra! Ahora descubro pegoletes, pegos y peguillos a mi alrededor esperando turno para ser nombrados. Añado una curiosidad asturiana a tu post. La "pega" que no es contrariedad ni engaño sino una urraca en la lengua de mi tierra. ¿Tendrá algo que ver con el peguismo?
Importante lección la de tu amigo, que nunca se nos olvide. Y qué hermosa la voz de Morrisey... no me canso de escucharla.
Un abrazo grande
ALICIA, pues no conocía yo a esa "pega" con alas, incorporada queda a mi pegoso cerebro, amante de adoptar palabrejas de todos los confines.
The Smiths forever. Un abrazo chica del trigo.
Ciertamente, me ha emocionado su sentido final, luego de ese recorrido maravilloso por los vericuetos de la lengua... habñia oñidos esa expresión pero no me habñia detenido en ella... solo "dar el pego" que es otra cosa.
Hermoso homenaje a su amigo, estimada Delikat.
Un gran abrazo.
Gracias CLAUDIA, sin premeditarlo y al hilo del post, salió un espontáneo y merecido homenaje. Un abrazo.
Los amigos viven en los que se quedan por aquí, Delikat. Seguro que hay una madeja de hilo por ahí por la que seguís conectados. Me aplico también el cuento de los comentarios de este ágora, y trataré de incorporar a mi verborrea esos pegoletes y pegos. ¡Habrá que ir a Córdoba a ver si damos el pego!
Como no podía ser de otra manera, yo lo veo "no tan triste". Mi Manolo se llamaba Alfonso. Lo que hizo éste, ya condenado a muerte por un error médico, fue llamar a su amigo de correrías y pegos y decirle: "Quillo, que me quiten lo bailao". Toda una lección de vida con 23 ó 24 años. Tampoco quiero que veáis esto triste. Lo triste es retorcerse en el lecho de muerte echando de menos correrías, sean del tipo que sean. Eso sí que es triste en el mundo de lo no anónimo. Lo escribo escuchando a The Cars, en sustitución de los Smiths, Magic, para ser exacto.
OS BOBOLONGOS eso eso, a Córdoba con la chica de la inquieta mirada! :-) Seguro que venís de allí con suculentos pegoletes.
NO TAN ANÓNIMO esa canción es una buena alternativa.
Your magic pulls me through
Oh-o, it's magic
Oh oh it's magic
Perdón, pegoletes! Que ya me he inventado yo una nueva palabra!
ARANTXI, no veo ningún mensaje con la palabra errónea. Quizás creíste publicarla :-)
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