Lo último que se imagina uno al entrar por las puertas de un restaurante, es que vas a acabar a brochazo limpio. Pues eso fue lo que me sucedió a mí en un sencillo y rústico restaurante de Oporto.
La noche de antes, mientras paseábamos por el centro, me llamó la atención que entre media docena de restaurantes en la zona del Campo Mártires da Pátria, aquél precisamente, el de los mantelitos de cuadros rojos y blancos tan cuco, con los aperos de labranza colgados en las paredes, sólo tenía clientela portuguesa. "Aquí hay tomate", me dije. Al día siguiente fuimos a cenar y nos alegramos un montón de la elección. Comida sencilla y regional del norte del país, de temporada y muy fresca. Todo realmente delicioso y sin concesiones a la novelería&vanguardia, ¿quién las necesita con una brocha del nº 3 en la mano?
Arriba el entrante de quesos serranos que nos plantaron en la mesa, acompañado de una salsa de perejil, ajo y aceite de oliva y un buen pincel para untar el queso. No lo dudé ni un segundo y en un pis pas saqué la pintora de brocha gorda que llevo dentro y a untar se ha dicho.
Otra delicia del lugar, el pulpo à Lagareiro, asado en las brasas y servido con tomate, ajo y cilantro fresco.
RESTAURANTE CALDEIRA
Campo Mártires da Pátria, 53
(Junto a la Torre dos Clérigos) 4050-366 Oporto
Tfno: 222 088 603
Teenage Fun Club - Every picture I paint
6 delikados susurros:
Puedo confirmar lo arriba dicho, porque allí estaba yo presente, tomando la foto y desgustando las delicias de este sencillo restaurante.
Entre bocado y bocado un trago de vihno verde...
Pues sí que estos platos tienen que estar extraordinarios. Es un verdadero placer visitar lugares que nos sorprendan con sus diferentes tipos de culturas. Yo lo del pincel, nunca lo había visto, pero seguro que los platos han sido todo un éxito.
Un abrazo.
Se ve que los restaurantes portugueses tienen una cierta querencia con los oficios manuales, porque a mí, en el Barrio Alto de Lisboa me dieron un martillo de madera para romper las cáscaras de un buey de mar (Uma "sapateira" en portugués). No deja de tener su gracia lo de romper a martillazos la cáscara en vez de con la tradicional pinza, libera mucha agresividad. Lo malo es que riegas varias mesas a la redonda con esquirlas de sapateira, pero las otras mesas se lo tomaban con gran deportividad. No quiero ni pensar qué pasaría si riegas a los empingorotados comensales de "La Maison du Cigne" o "Comme chez soi" con metralla de buey de mar. Seguro que acabas en comisaría.
Sorokin pues espero que la próxima vez que vaya a Portugal, si pido un postre al caramelo no me den un soplete.
Pepe el vino es la asignatura pendiente de este viaje en el blog.
Nieves te doy toda la razón, viajar y descubrir olores, sabores y maneras nuevas es fascinante. De esa idea arrancó este blog.
Gracias a todos por vuestros comentarios :-)
Ah, se acerca la hora del almuerzo y se me ha hecho la boca agua. Qué delicia lo de la brocha para untar el olio dorado con perejil. Umhhhh.
Yo también ando hambrienta a estas horas, mejor no ver imágenes de comida.
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